miércoles, 28 de septiembre de 2011

IDEOLOGÍAS POLÍTICAS






Concepto


Comúnmente la gente se inspira en creencias e ideales sintiéndose a gusto en ese mundo, tratando de actuar con toda conciencia y entrar en conocimiento de la realidad de cada día, cuidando sus intereses y aspiraciones y distinguiendo claramente los principios morales existentes.

Teniendo en cuenta tales reflexiones, podemos definir a la ideología como un grupo de creencias expresadas en forma de juicios de valor, frases apelativas y sentencias aclaratorias, lo cual nos enfrenta a dos interpretaciones usuales en cualquier cuestión:

1.- ¿Cuál es la realidad?
2.- ¿Cómo creemos que dicha realidad debería presentarse?

Cuando nos referimos a esta última pregunta no hacemos otra cosa que esbozar una idea particular sobre dicha cuestión, cuya ejecución nos lleva a plantear una ideología.

La ideología nos invita, entonces a la acción, a la praxis (práctica) y sus funciones son múltiples: instrumentales, movilizadoras, organizadoras, expresivas en materias de intereses, comunicativas, orientadoras y explicativas.

Cuando esa ideología se refiere a la toma de decisiones en materia social la llamamos con el aditamento de política (ideología política).

Las ideologías políticas parten de dos características principales:

1.- La representación de la sociedad.
2.- Un programa político utilizable para dicho propósito.

Para la ideología política la sociedad se presenta desde un punto de vista particular, en el cual se acentúan y contrastan diversos aspectos del mundo social, que permiten observar como actúa la realidad en todo su conjunto y como debería ser desde un enfoque ideal.

De allí que la base de todas las ideologías sea la representación social, que permite trasmitir un programa de acción el cual deben formularse recomendaciones para garantizar la convergencia entre lo ideal y la realidad social existente.

Cuando la sociedad ideal y la sociedad real se presentan de manera más o menos armónica, solo habrá que realizar pequeños cambios que permitan preservar, corregir o restablecer su equilibrio.

Pero, en caso que entre lo ideal y la realidad existan marcadas diferencias, las recomendaciones tendrán un carácter mucho más profundo, ya que han de proponer cambios importantes que permitan reconstruir el orden político, según corresponda a la ideología que sustentamos.

Por ello, las ideologías suelen aportar algunas interpretaciones conflictivas a la sociedad que, muchas veces, entran en colisión unas con otras, pues plantean algunos desacuerdos políticos por medio de sus respectivos razonamientos.



LA TEORÍA COMO OBJETO DE ESTUDIO



Dicho en otros términos, las ideologías aportan argumentos polémicos que chocan con los agentes políticos (que intervienen en el proceso político), para defender sus principios y la forma de llevarlos a la práctica.
Cuando se intenta definir la Teoría Política como objeto de estudio los distintos autores suelen comenzar por disputas más o menos nominalistas acerca de su denominación. Muchos son los nombres a los que se suele hacer referencia (Historia de las Ideas, Filosofía Política, Historia del Pensamiento...) y ninguno de ellos parece que sea enteramente satisfactorio. En lo que sigue, procederemos en el sentido contrario a lo que es habitual, esto es, invirtiendo el método y acometiendo primero la delimitación del objeto de estudio (el qué es la Teoría Política).
En el momento de abordar un problema cualquiera, todos los seres humanos
distinguimos claramente (por más que con distintos grados de elaboración), dos dimensiones claras del mismo a las que llamamos “teoría” y “práctica”. Mientrasque en esta segunda dimensión identificamos aquellos datos que observamos en el mundo de lo concreto (lo empírico), en la primera situamos las ideas que, más allá de las informaciones concretas de las que son inferidas, pertenecen al terreno de lo abstracto (lo normativo). He aquí, pues, una primera y sencilla distinción, accesible al sentido común que podemos adoptar como punto de partida.
A estas dos díadas conceptuales (concreto/abstracto, empírico/normativo) vendría a añadírseles una tercera que resulta del propio actuar humano (dicho con otras palabras: nuestro “ser en el mundo”) y a la que filósofos como David Hume o Immanuel Kant, por mencionar dos de los ejemplos más destacados, identificaron como distinción entre el “ser” y “deber-ser”. Cuando nos referimos al estudio de la política, por tanto, es el propio actuar político lo que determina esta misma distinción entre ser y deber-ser; la acción política media entre nuestro conocimiento empírico (nuestra experiencia) y nuestra reflexión teórica (nuestras ideas). La acción política, por consiguiente, establece un puente entre lo concreto y lo abstracto, entre lo empírico y lo normativo, entre aquello que es y aquello que debería ser.
Sin embargo, resulta imprescindible distinguir aquí cuáles son los límites exactos de la actividad teórica, o lo que es lo mismo, pero dicho en otras palabras: qué es y qué no es Teoría Política. De hecho, comencemos por pensar lo que la Teoría Política no hace: la Teoría Política no se ocupa de verificar empíricamente sus enunciados por medio de modelos analíticos. Así, en cuanto que disciplina académica, la Teoría Política no se encarga directamente del análisis de lo concreto (por ejemplo, no intenta comprobar si en unos determinados resultados electorales se ha verificado o no tal o cual tesis acerca de un fenómeno concreto    pongamos por caso el abstencionismo electoral). Por el contrario, se preocupa de abordar aquellas abstracciones a las que lo concreto da lugar, esto es, se encarga de clarificar las confusiones conceptuales y las desorientaciones prácticas que se pueden derivar de los efectos del actuar político o, más exactamente, del cambio político en sí.
En efecto, mientras que el análisis de lo empírico corresponde a las diferentes
disciplinas de la Ciencia Política, la Teoría Política se sitúa como una actividad independiente que aborda el estudio de la producción de conceptos y sus relaciones.
 No obstante, esto no significa que la Teoría Política opere en el vacío de la pura abstracción o en la producción de teoría por la teoría (algo que el Idealismo identificaría como tarea fundamental de la Filosofía). La Teoría Política siempre tiene una función aplicada. Aquí es donde reside en última instancia su auténtico valor como fuente de conocimiento.

Muchas veces esos conflictos han conducido a la sociedad a una difícil situación entre las distintas creencias opuestas que han dado motivo a un sinnúmero de ideologías políticas desarrolladas a través de los tiempos con diferentes características.


Bibliografía
- García, Apolinar E., "Introducción a la Ciencia Política", Ediciones Polimodal, Buenos Aires, Argentina, 2009.
-  Sanahuja, José María, Enciclopedia Universal de Ciencias Sociales - Politología, Ed. Océano, España.